La tercera y última ruta por Irlanda del Norte fue más corta. Ya se notaba el cansancio acumulado. Fuimos directos a Armagh, aunque como yo ya había estado hice pocas fotos. Vimos las catedrales, y el monasterio. E intentamos localizar un castillo que nos dijeron la primera vez que estuve allí que había a apenas 15 minutos en coche, que había sido castillo del Rey del Ulster. Pero nadie supo explicarnos, y la oficina de turismo de Armagh estaba cerrada. Desde allí, al castillo de Harry Avery. Más que castillo, quedan dos torres, las de la puerta de entrada principal, y hay realmente poco que ver del castillo. Ahora, solo por los paisajes que atravesamos, y por el paisaje que se disfrutaba desde el alto del castillo, mereció la pena el viaje...
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